PADRE JACINTO STÁBILE




CARTA DEL PADRE STÁBILE AL INSPECTOR SALESIANO POCO ANTES DE MORIR

Centenario, 20 de diciembre de 1988
Muy querido Padre Inspector:
¡Alabado sea Jesucristo!
Ante todo, los augurios más sinceros de una Navidad Santa y Año Nuevo a Usted y a los hermanos de la Casa.
El año lectivo termino bien, gracias a Dios.
Dando una mirada retrospectiva y haciendo un poco de examen de conciencia, espiritualmente hablando; a nivel colegial y parroquial, bastante bien, aunque se hubiera deseado una atención más directa en ambos campos.
Pero por medio de laicos comprometidos (docentes, personas consagradas o a consagrar y otras), puedo decir: Deo Gracias et Mariae!!!
En cuanto a la construcción del gimnasio, todo marcha bien: creo que en unos tres meses podrá ser inaugurado. Ahora se están construyendo las plateas. Todo cuesta, pero TATA Dios no me ha hecho faltar la providencia.


También la Escuela Secundaria se está terminando. Calculo que serán necesarios todavía unos cinco o seis meses para terminar todo. A la Inspectoria no le he pedido nada, porque sé que tienen más necesidad que yo. Además, yo me he puesto en el juego y por eso yo debo arreglármela…
El patio de la Escuela Secundaria ha sido asfaltado: un obsequio de vialidad provincial y de la empresa Marocco.
También ha sido comprada (obsequiada) por una empresa la antena de la Radio Don Bosco, de 60 metros de altura. Van a instalarla cuanto antes, si Dios quiere. En cuanto al equipo, sé que el Señor lo mandará.
Usted rece para que esa radio sea realmente salesiana, no solamente una cosa local, de Centenario (como algún hermano ha pensado y expresado), sino algo más. Se quiere informar y formar, se quiere hacer conocer la verdad y el amor de Cristo, se quiere con ella fustigar la injusticia y el pecado, alabar la virtud y el heroísmo de la vida sacrificada, honesta y santa.


¿Quién hará todo eso? ¿Qué  personal estará trabajando?
También aquí ¡qué pequeños somos! Sólo pensamos en nuestras posibilidades humanas. Si Dios quiere algo suyo, debemos pensar que El dará también los medios necesarios y las personas para realizarlo. Más confianza en El, poca en nosotros.
Así empecé los dos Colegios, contra críticas y maledicencias de los superiores y los hermanos. Y usted esto lo sabe muy bien; con todo, de parte mía, he hecho todo lo que podía hacer, pero he confiado muchísimo en el buen Dios, le he confiado las obras y las personas, y sé que ha sido El, ha sido nuestra Madre, los que han hecho todo, y contra toda expectativa humana.


Hemos de convencernos que solamente Dios hace sus obras, y las hace por medio de los locos, de los testarudos, de los que valen nada, para confundir a los sabios del mundo.
Desde el día 4 de enero, ya el suscrito, como el padre Vicente, nos ausentaremos de la parroquia. Yo iré a Fortín Mercedes para hacer los retiros espirituales; el padre Vicente durante todo el mes de enero estará ausente.
Además, yo iré el día 12 o 13 de enero a Copahue, para volver el día 24. Así que le pido gentilmente que venga un padre a remplazarnos.
Tendría un gran honor y placer que venga el queridísimo Padre Francisco Casetta; pero si usted ve que está muy cansado, tenga la bondad de pedir a otro padre esta caridad. Se lo agradezco encarecidamente.
Un abrazo fraterno y una oración por parte de su afectuoso “ladrillero”. 



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Mensaje del Padre Stábile a los alumnos de 7mo grado 




ENTREVISTA AL PADRE GRACIANO SOBRE EL PADRE STÁBILE 

Cuando el obispo me pidió que me ocupara de María Auxiliadora, y como en el barrio Sarmiento no había casa parroquial, el padre Stabile me ofreció quedarme con él, y desde allí atender la parroquia. Fueron unos dos años con él.
El padre tenía su forma propia de ser. Una persona generosa, humilde, tímido en algunos aspectos, y por eso a veces un poco atropellado en las cosas.
Yo soy el sacerdote que convivio con el padre Stabile más tiempo. Antes estuvo en otras partes. Llego a la argentina en 1951, creo. En Stefenelli, luego en Viedma. Y luego comenzó en Centenario en 1959. Prácticamente estaba solo.
Cuando comenzó con el Colegio, le fue pidiendo a la congregación que alguien lo acompañe. Pero hasta los años 80 no tuvo compañeros.
Yo viví con él desde el año 1969 al año 1972.
Acostumbrado a estar solo, le costaba la convivencia. Pero en el fondo siempre hubo entendimiento. No coincidimos mucho. Siempre los dos fuimos muy ocupados.
Como sacerdote rezaba mucho. Todos lo saben. Rezaba y hacía rezar. Pero era una persona de oración en general, especialmente de modo personal.
Solía leer el Observatorio Romano, aunque luego decía: “aquí en mi parroquia yo soy párroco, obispo y papa”.
Siempre buscaba la celebración de los sacramentos entre la gente.
Era muy apostólica, siempre estaba activo, haciendo cosas.
Las revistas lo actualizaban en la realidad y actualidad eclesial.
Una vez fue el obispo a Centenario, y lo invito a buscar manzanas. Dele al obispo manzanas, pero no de las mías. Siempre cuidaba lo suyo.
Cuando fue el obispo de Viedma, se encontró con la capilla hecha. “Pero no vi ni los planos”, dijo el obispo. Si quiere se los traigo padre, dijo Stábile. Aunque no afín a las planificaciones, su cualidad era la realización de obras, una vez puesta su meta.  
Él llegaba a los parajes donde no había asistencia religiosa. El hacia el esfuerzo de que llegaran los sacramentos allí, aunque no le correspondían. Siempre buscaba la celebración de los sacramentos entre la gente.
“¿En qué se distingue un salesiano vivo de muerto? En la apertura de la mano”, decía. Siempre pedía, pero aclaraba: “Esto es para ustedes, yo no me voy a llevar nada”. El bien era para ellos mismos.

La capilla la construyo en el 50 y pico otro padre. El santuario se hizo luego. La escuela la hizo de a poco.
El comenzó la escuela con la idea de la evangelización. No había mucha participación en la parroquia de gente. Tomo el ejemplo del padre Rondini en Regina, que hizo esto.
Estaba la escuela 109. En el barrio la 29. En las chacras las de la ruta. Las necesidades estaban cubiertas. Luego la población fue creciendo y el colegio se fue llenando. En colegio lo fue poniendo en contacto con mucha gente.
Todo tenía fin apostólico. Hizo una cancha de bochas para encontrarse con los ancianos, antes de hacer el colegio. Las mujeres iban a misa, los hombres no. Pescar también era una excusa para charlar con distintas personas. Con algunos iba habitualmente, con otros para charlas cosas especiales. Hizo una escuela para encontrarse con los jóvenes. Ponía juegos para encontrarse con los niños.
Cuando se equivocaba se disculpaba. Especialmente cuando las personas se alejaban. Él se acercaba para buscar la reconciliación.
Todos los años realizaba el retiro con los salesianos. Fallece el 13 de enero y la semana anterior había estado en un retiro con los salesianos.
El padre Benjamín había sido inspector. Una vez le dijo que era oportuno cambiar de lugar. Él dijo que sí. “Pero padre, le dijo al día siguiente, sabe lo que paso, somos humanos”.
Los últimos años le mandaron un compañero. Pero no aguantaban mucho. Siempre “cambiaban de aire”. No se iban lejos, pero ellos cambiaban de aire, a Cipolletti.
El padre Martínez estuvo más tiempo con él. Casi un año. Ahora está en Bahía Blanca.
El padre tenía un modo de vivir la fe, pero no a todos les gustaba. El clero era simpático con él, pero no siempre comulgaban con su modo de fe. 

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Texto transmitido por el Padre Stábile sobre el alma y la oración




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