PROMESA A LA BANDERA PAPAL

PROMESA A LA BANDERA PAPAL
ESCUELA Y COLEGIO VIRGEN DE LUJÁN
CENTENARIO, NEUQUÉN, ARGENTINA

Desde el año 2012, los días 29 de junio, en la festividad de San Pedro y San Pablo, se realiza ya tradicionalmente la promesa a la bandera papal. La misma es realizada por los alumnos de 6to grado de la Escuela Primera y los abanderados papales de la Escuela Primeria y el Colegio Secundario. Luego de una preparación conveniente de los alumnos, llevada a cabo por los directivos, los responsables de la Pastoral y los docentes correspondientes, los alumnos realizan la promesa frente a toda la comunidad educativa en una emocionante ceremonia.
Con esta promesa se quieres alcanzar los  siguientes objetivos:
  • Propiciar la unión con el Papa Francisco, por medio de la obediencia a su Magisterio y sus preceptos.
  • Ponernos al servicio de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, el Papa Francisco, que tiene sobre ella “plena, suprema y universal potestad, y que siempre puede ejercer libremente” (LG 22).
  • Manifestar el estrecho vínculo de nuestra comunidad educativa con Dios, con el Colegio Apostólico y toda la Iglesia por medio del Papa, “Cabeza visible de toda la Iglesia” (LG 18) y “Principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y comunión” (LG 18). 

MATERIALES PARA LA CEREMONIA

Oración de fe
Creemos, Señor, que el obispo de Roma, el papa Francisco, es el sucesor de Pedro, que tú has elegido como representante tuyo en la tierra.
Creemos que tú le has dado el poder de atar y desatar, esto es, de gobernar el Reino del Cielo en el mundo.
Creemos que tu lo iluminas y llenas de gracia para apacentarnos por medio suyo como pastor a tu rebaño.
Creemos que Francisco, sucesor de Pedro, es la piedra de unidad donde sigues edificando hoy tu Iglesia en nuestro mundo.
Confesamos con Pedro que “tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, que “solo tú tienes palabras de vida eterna”.
Queremos con Pedro servir a tu Iglesia con humildad, ser ministros de esperanza para nuestro Pueblo, dar nuestra vida en testimonio de tu amor.  
Queremos ser humildes, para ser apacentados por Pedro en nuestra vida.

Formula de la promesa
Yo, hijo del Divino creador y, por la gracia del bautismo, miembro de la Única, Santo, Católica y Apostólica Iglesia, instituida por nuestro Señor Jesucristo, invocando la asistencia del Espíritu Santo, y el auxilio de nuestra Santísima Madre, Maestra, Guía y Protectora, Virgen María; convencido y firme, prometo lealtad a la bandera papal, comprometiendo por ello mi fidelidad al Santo Padre, Cabeza visible de la Iglesia, a su santo Magisterio, a sus Preceptos, y a los Principios de fe Católica, viviendo las virtudes cristianas conforma a las enseñanzas del Evangelio y, en la comunión de los santos, amando y defendiendo a esta Única y Verdadera Iglesia, entregándome generosamente a Dios y a mis hermanos cada día de mi vida.    

Preces
Oremos a Cristo el Señor, que quiso edificar su Iglesia sobre el cimiento de los Apóstoles y profetas, y digámosle.
Socorre, Señor, a tu Pueblo
Tú que llamaste a Pedro para hacerlo pescador de hombres, no dejes de llamar obreros a tú mies para que el mundo se salve.
Tú que increpaste a los vientos y al mar para que la barca de los discípulos no se hundiera, protege a tú Iglesia de toda perturbación y fortalece al sucesor de Padre.
Tú que, después de la resurrección, congregaste en torno a Pedro tu grey dispersa, reúne hoy a tú Iglesia alrededor del papa Francisco en un solo aprisco, para que seamos testimonio de unidad ante el mundo.
Tú que con misericordia perdonaste la triple negación de Pedro propiciando la triple confesión de amor a Ti, haz que amándote con todo el corazón, el alma y las fuerzas sean perdónanos también nuestras pecados.
Tú que rogaste por Pedro para que no se apagara su fe, da firmeza a la fe de la Iglesia.

Oración por el papa
Señor Jesús, Pastor y Guía de todos los fieles, que has fundado la Iglesia sobre la roca firme de Pedro para que los poderes del infierno no prevalecieran contra ella, protege al Papa, Vicario de tu amor, a quién has puesto como pastor de tu grey. Defiéndelo de los enemigos, asístelo con la luz y fuerza del Espíritu Santo, concédele el consuelo de ver que la santa Iglesia se extiende en la paz y la unidad entre todos los pueblos de la tierra. Infunde en nuestro corazón un amor ardiente al Papa, para que podemos permanecer siempre fieles a su enseñanza y, bajo su guía, llegar a  la vida eterna. Amén.   

ALGUNOS MATERIALES PARA LA REFLEXIÓN

Breve referencia histórica de Pedro
Desde el comienzo de los Evangelios, Pedro es presentado como el primero de los Apóstoles. En todas las listas o catálogos de los nombres de los apóstoles, Pedro figura siempre en primer lugar. Y en los momentos decisivos, en que la misión de Cristo está en crisis, San Pedro es siempre el portavoz de los apóstoles, el primero en proclamar la fe de la Iglesia primitiva.
Su nombre de nacimiento era Simón, hijo de Jonás, pero Jesús en el primer encuentro le cambió su nombre por el de Pedro –piedra o roca-. Más tarde Jesús explicará la razón de esto (Mt 16, 13-20). Pedro era hermano de Andrés. Había nacido en Betsaida, era pescador de profesión, casado, y vivía en Cafarnaun cuando Jesús lo llamó para el apostolado. En el Evangelio aparece como un hombre de temperamento impulsivo, pero leal, franco, generoso, y sobre todo, muy unido al Maestro.
Poco a poco Jesús lo va colocando en un lugar muy especial entre los apóstoles, nombrándolo como su futuro vicario en la Iglesia. En Cesarea de Filipo Jesús anuncia que Pedro es la roca inconmovible que sirve de fundamento a la Iglesia, en ella reside el poder supremo y a él le son dadas las llaves del Reino.
Después de la resurrección, Jesús se dirige nuevamente a Pedro (Jn 21, 15s)  y le ordena que cuide su rebaño. Era la investidura oficial de Pedro como Vicario de Cristo, Pastor Supremo del único rebaño del Maestro.  
Los primeros diez capítulos de los Hechos de los Apóstoles describen de modo especial la acción significativa del apóstol Pedro, que surge como gran líder, responsable de la comunidad cristiana de Jerusalén. El es el que toma la iniciativa de integrar a Matías al Colegio de los Apóstoles para ocupar el lugar de Judas. El es el que realiza el primer discurso el día de Pentecostés, y por medio de este se convierten tres mil personas.

Citas sobre la misión de Pedro
“El papa no es el sucesor de un emperador, sino el sucesor de un pescador” (San Bernardo, De consideratione).  
“Los hombres tienen un anhelo fuerte de ver al papa. No se trata tanto del contacto con la persona, sino del contacto físico con ese ministerio, con el representante de lo sagrado, con el misterio de que hay un sucesor de Pedro, uno que debe representar a Cristo” (Benedicto XVI, Luz del mundo, 2010).
“En muchas ocasiones hablo Pedro desde la comunidad de la Iglesia. En cierta medida hablo en la comunión interior con quienes comparten la fe, y expreso lo que somos en común, y lo que podemos creer en común” (Benedicto XVI, Luz del mundo, 2010).
“Rueguen por mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a ustedes, a la Santa Iglesia, a cada uno y a todos juntos. Rueguen por mí, para que no haya temer ante los lobos” (Benedicto XVI, al comienzo de su Pontificado).
“El papa es el dulce Cristo en la tierra” (Santa Catalina de Siena).

Reflexión de San Agustín sobre la entrega de las llaves a Pedro
Pedro es una palabra que se deriva de “piedra”, y no al revés. Pedro viene de piedra, del mismo modo de cristiano viene de Cristo.
Entre los discípulos elegidos por Cristo, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Porque estas llaves la recibió no un hombre único sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepan que la iglesia ha recibido las llaves del Reino de los Cielos, escuchen lo que el Señor ha dicho en otro lugar a todos los apóstoles: Quedan perdonados los pecados a quienes los perdonen. Quedan retenidos a quienes los retengan. 
En este sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de aparentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los Apóstoles (San Agustín, Sermón 295).


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