IDEARIO
INSTITUCIONAL
ESCUELA
PRIMARIA Y COLEGIO SECUNDARIO VIRGEN DE LUJÁN
Centenario,
Neuquén, Argentina
Año
2021
QUIÉNES SOMOS
La
comunidad de Luján es una Institución educativa, fundada por el Padre Jacinto
Stábile, que pertenece a la Ciudad de Centenario, Provincia de Neuquén,
Argentina.
Tenemos
por fin la educación humana y cristiana de niños y jóvenes, brindando una
educación de calidad para estudiante de nivel inicial, primario y secundario.
Pertenece
a los servicios educativos Públicos de Gestión Privada.
Desde
sus orígenes forma parte de la Obra salesiana de Don Bosco, pero es dirigida en
la actualidad por la Fundación “Padre Jacinto Stábile – Obra de Don Bosco”,
conservando la espiritualidad salesiana y la impronta humana, educativa y
espiritual de su fundador.
NUESTRA HISTORIA
HISTORIA DE NUESTRO FUNDADOR
PRIMERO AÑOS Y ESTUDIOS
El Padre
Jacinto Stábile nace en Teano, Provincia de Caserta, Italia, el 8 de abril de
1920.
Recibe el Sacramento del Bautismo en la Parroquia
de San Marcos de su ciudad natal.
A los quince años, el 15 de septiembre de 1935, recibe
el Sacramento de la Confirmación, en la Parroquia San Marcelo de Pugliano.
El 1 de octubre de 1935, ingresa en el Colegio
Salesiano de San Severo.
Luego de cuatro años de estudios secundarios
ingresa al noviciado de la Congregación salesiana, en Portici, desde el 14 de
agosto de 1939 al 16 de agosto de 1940. Allí emitió su primera profesión, que
fuera renovada en 1943.
En la Inspectoría de Nápoles, Stábile realizó sus
estudios de Filosofía y el tirocinio. En Roma, en 1945, cursó el primer año de
Teología.
El 7 de septiembre de 1946 ingresaba a la
Congregación Salesiana para cumplir los mandatos de Dios.
Posteriormente, estudió en el Instituto Teológico
“San Gregorio” de Catania, donde fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1949.
Sus dos primeros años de sacerdocio los pasó en la
Inspectoría de Nápoles.
MISIÓN EN ARGENTINA Y
CENTENARIO
En el año 1951 llega a Fortín Mercedes, como
maestro y asistente.
Luego se traslada a Comodoro Rivadavia, y allí
permanecerá durante tres años (1952-1954).
Entre los años 1954 y 1958 realiza su vida
apostólica en el Colegio San Miguel de P. A. Stefenelli, en el Alto Valle de
Río Negro.
Ya en 1958 comenzó su misión más importante en
Centenario, donde pasará el resto de su vida pastoral.
El padre
Stábile fallece en la ciudad de Centenario, el 13 de enero de 1989, a los 68
años.
LAS
OBRAS EDUCATIVAS DEL PADRE STÁBILE
La Escuela Primaria Virgen de Luján, institución de
niveles Inicial y Primario, fue fundada el 9 de marzo de 1964.
El Colegio Secundario Virgen de Luján, institución de
Nivel Medio, fue fundado el 7 de Marzo de 1983.
El 16 de
agosto de 2003 comienza a ser gestionada por la “Fundación Jacinto Stábile”.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE NUESTRA
INSTITUCIÓN
Jacinto
fue un educador católico salesiano, y así lo es nuestra institución: educativa,
católica y salesiana. He aquí los principios fundamentales que caracterizan
nuestro ideario particular. Estos deben iluminar nuestro quehacer cotidiano y
nuestra proyección futura.
En cuanto
institución educativa buscamos para los niños y jovenes (EC 26, GE 1):
La
formación integral mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura.
El
desarrollo armónico de sus condiciones físicas, morales, intelectuales y
espirituales.
La
participación en la vida social.
El aprecio
de los valores morales y religiosos, y su adhesión personal.
El
desarrollo de la libertad, la responsabilidad y el compromiso.
En cuanto
institución católica, pretendemos para nuestros niños y jóvenes (EC 5 – 15,
49):
Trasmitir
de modo sistemático y crítico la cultura a la luz de la fe y educar en el
dinamismo de las virtudes cristianas.
Alcanzar
una síntesis entre cultura y fe (los contenidos del saber humano y el mensaje
evangélico).
Lograr una
síntesis de fe y vida (desarrollo de las virtudes intelectuales - morales, y
encarnación del Evangelio).
Contribuir
en la misión salvífica de la Iglesia.
Transmitir
de modo explícito al Evangelio de Jesucristo.
Arraigar
la fe en la conciencia y en la vida de los jóvenes.
Capacitar
para pensar, querer y actuar según el Evangelio de Cristo.
En cuanto
institución de carisma salesiano queremos para nuestros niños y jóvenes (PEES
4):
Edificar
una comunidad educativo – pastoral que sea a la vez casa, patio e iglesia.
Asumir un
estilo de animación desde la corresponsabilidad, la participación y la
subsidiaridad.
Formar
buenos cristianos y honrados ciudadanos.
Evangelizar
educando y educar evangelizando.
Educar con
el trabajo y para el trabajo.
Vivir la
amorevolezza, la preventividad y la asistencia como principales ideales y
métodos educativos.
Crear un
ambiente de confianza, participación, familiaridad, de diálogo, de
espontaneidad y de alegría.
Educar
mediante la creatividad, el juego, el arte, la música, el teatro.
En cuanto
institución fundada por el padre Jacinto Stábile, deseamos:
Incrementar
el sentido de pertenencia desde la figura católica y salesiana del Padre
Jacinto Stábile.
Ser una
comunidad evangelizadora.
Vivir una
profunda espiritualidad desde la meditación, la oración y la vivencia de los
sacramentos.
Asistir
las necesidades de nuestros prójimos más vulnerables (pobres, enfermos,
solitarios).
Promover
la cultura, educación la fe en nuestros Colegios y en Centenario.
Usar los
medios modernos de comunicación para transmitir el bien y la verdad.
NUESTRO IDEARIO ENRAIZADO EN JACINTO
“Alaben la virtud y el heroísmo
de una vida sacrificada, honesta y santa”
(Padre Jacinto)
En
el Padre Jacinto Stábile se encuentra la fuente de nuestra identidad, lo que
somos y queremos ser. Su vida es modelo inspirador y horizonte de nuestros
proyectos. Jacinto es nuestro ideario encarnado. Es por eso que, repasando las
cualidades de su vida, obra y persona, encontramos los signos de la voluntad de
Dios para con nosotros.
QUEREMOS SER PASTORES CON JACINTO
El
padre Stábile fue un sacerdote totalmente identificado con su misión.
Señalaba
el P. Stochetti, que su personalidad simpática, peculiar y única lo definían
como a Don Bosco: siempre sacerdote.
En
todas sus conversaciones, aún las de corte netamente comercial, terminaba
espontáneamente con un pensamiento espiritual, una invitación a la oración y a
los sacramentos.
Según
el padre Graciano “tenía muy clara su intención fundamental: acercar a Dios a
todos los que pudiera. Y renovaba esta intención continuamente. Todas sus
obras, el mismo andar pidiendo, estaban motivadas como medios para acercar a
los hombres a Dios”.
Todo
tenía fin apostólico. Hizo una cancha de bochas para encontrarse con los
adultos mayores; afirmo su gusto por la pesca, como excusa para charlar sobre
Dios, no solo con sus amigos, sino con aquellos que más lo necesitaran;
fabricaba juegos para encontrarse con los niños; construye, finalmente, nuestra
institución educativa, para llevar el Evangelio a los niños, jóvenes y
familias.
A
medida que crecía su ardor apostólico aumentaba la velocidad y eficiencia de
sus transportes: bicicleta, moto, auto, y su peculiar rastrojero. Decía el
padre Casetta: “La del padre Sttábile fue una vida de mucho movimiento, de ir y
venir, de llegar y volver a salir”. El objetivo era alcanzar la mayor cantidad
de fieles posibles a lo largo y ancho de su parroquia encomendada. Pobladores
de Añelo, Aguada San Roque, Auca Mahuida y San Patricio de Chañar era
destinatarias de este instrumento eficaz de la Providencia Divina.
Su
fe era de piedra, por su simpleza, su grandeza y su fortaleza.
Era
un “buen pastor”: conocía a sus ovejas, ellas lo seguían, y él no las
abandonaba jamás.
QUEREMOS SER MISERICORDIOSOS CON LOS
NECESITADOS
Otra
de tus preocupaciones prioritarias eran los enfermos.
Si
alguna padecía algún padecimiento, era el primero en enterarse, antes aún que
muchos familiares.
Los
visitaba todos los días hasta su recuperación o hasta la despedida final,
llevándoles el auxilio de los sacramentos.
Con
ellos y junto a ellos, rezaba con calma y devoción, como si tuviera pocas cosas
para hacer.
QUEREMOS HACER CONOCER LA VERDAD Y EL
AMOR DE CRISTO
Jacinto
fue un sembrador de la buena semilla.
Se
conservan pilas de cuadernos en los que escribía sus sermones, henchidos de
citas de documentos de la Iglesia, repletos de reflexiones teológicas.
Sus
predicas las mechaba con alusiones a algún hecho impactante o a las urgencias
por la que atravesaba alguna de sus obras.
Tanto
en algún aniversario de Centenario o en inauguraciones y bendiciones oficiales
o privadas, sabía insertar ingeniosas sugerencias en torno a la situaciones y
necesidades de la gente.
Tenía
“una clara conciencia de la validez de los medios de comunicación en la
evangelización, que hizo conocer su voz italiana en los medios locales” (Jaime
de Nevares).
Este era el ideal para la radio que soñaba un día
fundar: “Se quiere informar y formar, se quiere hacer conocer la verdad y el
amor de Cristo, se quiere con ella fustigar la injusticia y el pecado, alabar
la virtud y el heroísmo de la vida sacrificada, honesta y santa”.
QUEREMOS SER DESPRENDIDOS Y GENEROSOS
Jacinto
vivió pobre y generosamente.
Fue
pobre para ser generoso, y generoso mediante su pobreza.
Todo
dinero iba a parar a alguna de sus construcciones; la ropa y los alimentos a
los pobres.
Nada
quedaba en sus manos.
Pocas
veces estreno algo en su vida, y cuando lo hacía, duraba poco el estreno. Lo
regalaba inmediatamente.
Regalaba
hasta la ropa que acababa de remendar si se topaba con alguno más pobre.
Cada
tanto algún alma buena venía a limpiarle la cocina y tirar restos de comida, recalentado
quien sabe cuántas veces, que se resistía a tirar.
Impactaba
su desprendimiento y su vida de pobreza.
“Y,
ahora, ¿quién nos dará de comer?”, decían los destinatarios de su caridad en el
momento de su muerte.
QUEREMOS AMAR AL PAPA CON JACINTO
Para
Jacinto el papa era el “Vicario de Cristo en la tierra, el Jefe visible de la
Madre Iglesia, el Padre y Pastor de las Gentes, su Santidad”. Así lo confesaba
en la revista “Sembrando”.
Demostraba
en sus obras y gestos un afecto filial y una obediencia devota al Papa.
Dentro
de su sencillez, se mantenía al tanto de las orientaciones de la Iglesia y de
la Congregación Salesiana. Las devoraba, subrayaba y transmitía con ardor. Las
enseñanzas del Sumo Pontífice eran Sagradas para nuestro Jacinto.
QUEREMOS SER DECIDIDOS, SACRIFICADOS Y
PERSEVERANTES
“Era
muy decidido en perseguir los objetivos que se proponía. Las dificultades, a
veces muy serias, en lugar de hacerlo desistir, lo estimulaban a luchar y a
encontrar nuevos caminos para lograr sus intentos…
Era
muy sacrificado, tanto en la comida como en el descanso. Las molestias de la
salud, sus reumas, la úlcera, la presión alta, el cansancio, no lo paraban
cuando él pensaba que le quedaba algo por hacer” (Padre Graciano).
En
palabras del Monseñor de Nevares, Jacinto tenía “un tesón inigualable para
lograr la colaboración de chacareros y entidades públicas y privadas… fue
trabajador infatigable de Cristo, y trabajó hasta el final. Lo dejó todo,
patria, familia, comodidades, para dedicarse al prójimo” (Jaime de Nevares).
QUEREMOS SER UNA COMUNIDAD DE ORACIÓN
Jacinto
rezaba y hacia rezar.
Era
fidelísimo a la liturgia de las horas del Oficio Divino y a la oración del
rosario.
Llegaban
hermanos sacerdotes de distintas partes para pasar algunas horas junto a él,
con la intención de profundizar en una espiritualidad refrescante, a modo de
retiro espiritual, y gozar de su bondad, su paz, su amistad. Salían reconfortados,
descansados y fortalecidos con su vida orante.
El
rosario fue su compañero de camino. Casi siempre lo dirigía personalmente con una
devoción y una ternura que contagiaba. Jóvenes y adultos reconocían que viajar
con él, era lo mismo que rezar el rosario.
QUEREMOS AMAR A MARÍA AUXILIADORA Y A DON
BOSCO
“Soy
hijo de Don Bosco”, repetía con frecuencia el Padre Jacinto. Como buen
salesiano, tenía un vivo y afectuoso apego a San Juan Bosco. En todas los Buenos
Días y las Buenas Tardes recordaba su vida, sus sueños, sus anécdotas.
Era
también fuerte en él la devoción a María Auxiliadora, Jesús Sacramentado y el
Papa. Entre sus avisos y consejos aparecía siempre aquella insistencia de
visitar a Jesús en la Eucaristía durante los recreos.
QUEREMOS PROMOVER LA VOCACIONES ENTRE
NUESTROS JÓVENES
En Jacinto fue casi una obsesión la promoción
de las vocaciones. El tema vocacional aparecía siempre, tanto oportuna como
inoportunamente, a tiempo y a destiempo.
Era
feliz cuando alguno daba señales de asentimiento a sus porfiadas insinuaciones.
Promulgaba
a los cuatro vientos la buena noticia de “un futuro santo para Centenario”, y
era terrible su desazón cuando el candidato cambiaba de rumbo.
QUEREMOS SER UNA COMUNIDAD QUE REALIZA
OBRAS
Jacinto
fue un hombre de obras. Uno de sus hermanos salesianos lo llamaba el “afectuoso
ladrillero”, por su cercanía y su ardiente impulso hacia la recolección de
materiales para la construcción.
Sus
obras son en gran parte obra de la mendicancia. “¿En qué se distingue un
salesiano vivo de muerto?, decía; “en la apertura de la mano”, se respondía.
Las
obras surgieron gracias a la generosidad de los centenarienses: la casa
parroquial, la Escuela Primaria, el Colegio Secundario, el Santuario Nuestra
Señora de Luján, el Gimnasio Deportivo.
Siempre
que pedía colaboraciones aclaraba: “Esto es para ustedes; yo no me voy a llevar
nada. Todo esto quedará para ustedes”. Y así fue.
“Es
indudable que pidió mucho y mucho consiguió, señalaba el Padre Casetta; pero es
cierto también que gran parte de lo que consiguió fue gracias a su trabajo y
esfuerzo físico personal”.
QUEREMOS CONFIAR EN LA PROVIDENCIA
“Tata Dios no me ha hecho faltar la Providencia”
(Padre Stábile)
Su
confianza en la providencia era admirable. “Es obra de Dios, Él se encargará”,
repetía con frecuencia.
“¿Quién hará todo esto? ¿Qué personas estarán
trabajando?”, se preguntaba el Padre Stábile. “¡Qué pequeños somos!, (se respondía
a sí mismo). Sólo pensamos en nuestras posibilidades humanas. Si Dios quiere
algo suyo, debemos pensar que El dará también los medios necesarios y las
personas para realizarlo. Más confianza en El, poca en nosotros”.
Y continuaba: “Así empecé los dos Colegios, contra
críticas y maledicencias… con todo, de parte mía, he hecho todo lo que podía
hacer, pero he confiado muchísimo en el buen Dios, le he confiado las obras y
las personas, y sé que ha sido El, ha sido nuestra Madre, los que han hecho
todo, y contra toda expectativa humana.
Hemos de convencernos que solamente Dios hace sus
obras, y las hace por medio de los locos, de los testarudos, de los que valen
nada, para confundir a los sabios del mundo”.
QUEREMOS AMAR A NUESTRA CIUDAD DE
CENTENARIO
Sus
restos descansan frente de la iglesia parroquial, como recuerdo perenne de que
Centenario está enraizada también en su obra de fe.
Fue
y es para siempre el “cura gringo” de Centenario. Se hizo todo para todos, y se
hizo querer por todos.
Entrego
su vida a Centenario. Su obra, tanto material como espiritual, fue una obra
para Centenario. En esto también debemos seguir su ejemplo.
Sigue
entre nosotros y ruega ciertamente al Dueño de los sembrados que envíe otros
obreros a su mies.
Seguramente
con aquella insistencia suya, interminable.
Jacinto
Stabile, ¡ruega por nosotros!
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